EL ENTE

Es de aterrarse el número que arrojan las estadísticas no-oficiales sobre la cantidad de hombres y mujeres que alguna vez hemos luchado con “El ente”, ese ser etéreo que no se ve ni se toca, pero como friega!!! (Por decirlo de una manera no tan punzante).

Buscando en la discografía de Arjona me topé con una canción que desde que la escuché por primera vez me tocó el alma: “Ayúdame Freud” Que trata precisamente de “El ente”, Es cuando uno tiene una idea clavada en la cabeza, un estándar estúpido que la mayoría de las veces no hace mas que cegarnos, amarrarnos y llenarnos de complejos que no nos permiten ver a los que podrían haber sido parte (una parte feliz muchas veces) de nuestras vidas.
Que si debe ser alto, que si debe llamarse así, tener los ojos de tal color, peinarse de tal manera, vestirse de cierta forma, NUNCA hacer aquello, SIEMPRE hacer lo otro y lo peor: “PENSAR exactamente dentro de determinados límites”, los cuales solo existen en un mundo utópico. Entonces frente a nosotros pasan toda cantidad de “ELLOS” o “ELLAS”, si de esos que no cumplen con nuestro modelo ideal y ni los vemos…
Y así pasamos la vida, despreciando gente valiosa por caer en comparaciones absurdas, desilusionándonos ante el fracaso de no encontrar ese ser que sea réplica exacta a “El ente” anidado justo en medio de los 2 hemisferios de nuestro cerebro. Esta ceguera combinada con la sensación de vacío nos hace caer en relaciones superficiales que mas que hacernos felices nos encierran en un círculo vicioso entre la frivolidad, el uso y el deshecho impidiendo entregarnos por completo.
Un día (Si bien te va y se te ilumina el coco) tu mente se aclara, decides sacudirte todas esas pesadas cadenas, tomar un cuchillo y desgarrarle las entrañas etéreas al invasor de tu cabeza!! y por fin te arriesgas, te avientas al precipicio, temeroso pero con esperanza. Es así como muchas veces se logran cosas buenas, nada nos garantiza que no saldremos lastimados, pero si no hay riesgo ¿Cómo sabremos entonces lo que podemos lograr? El hubiera no existe amigos... Sean su propio Freud.